No malgastes tu vida intentando destruir lo que alguna vez fue tu refugio
No malgastes tu vida intentando destruir lo que alguna vez fue tu refugio. Si tu alma está envenenada por el resentimiento de una desilusión y persistes en herirte a ti mismo por ellos, prepárate para la doble caída: necesitarás dos ataúdes. Uno para aquello que odias y otro para lo que de ti muere.